Ayer se confirmó y hoy no será noticia para nuestros oídos, lo cierto es que el zaragocismo lo llevaba asimilando durante toda la semana. El Real Zaragoza jugará la siguiente campaña en Segunda División. Ayer el equipo maño se despidió de la temporada con una derrota (1-3 nos ganó el Atlético) y sentenció a una afición de primera a la humillación de segunda. Pero ayer el protagonista no fue el fútbol, el demonio tenía nombre y apellidos, Agapito Iglesias, fue inspiración para los cánticos de la afición; y cuando no lo era él, lo eran los jugadores.
El día del "agapitismo" comenzó a las 19:30 enfrente de las oficinas del club. Una manifestación prevista a la que se esperaba bastante afluencia de público, teniendo como referencia la del año pasado. Pese a ello, se reunieron los suficientes centenares de personas para hacer ruido y trasladar el descontento por Agapito más allá de la Romareda. Fue una concentración pacífica y sin incidentes en que se escucharon los típicos cánticos en contra de Agapito: "...queremos a Agapito colgado del Pilar..." "...al hijo de Agapito lo vamos a matar..." "...Zaragoza sí, Agapito no...".
Una Romareda casi llena recibió a sus jugadores igual que como los despidió, entre pitos. El único que se salvó fue Jorge Ortí, chaval de la cantera querido por el zaragocismo. Se recuperó la "agapitada" en el minuto 32, año en que se fundó el club. Y continuaron los cánticos en contra de Agapito. Sin embargo, ganando el Celta y el Mallorca, la afición se empezaba a ver en segunda y se empezó a cargar contra los jugadores. La derrota fue "la guinda del pastel" para enardecer la furia y el enfado. La desilusión y desesperanza se convirtió en odio y ganas de culpar a alguien. Lo más triste -pero no por ello injusto o incierto- fue el grito unánime de 30000 personas cantando: "...esa camiseta no la merecéis..." o "...de la Romareda no vais a salir".
Al término del partido, gran parte de la afición se concentró entorno al parking, por donde habitualmente suelen salir los jugadores después del partido. Y se reunieron con una sola intención, increpar a los jugadores por su actuación y por el descenso del equipo. El enfado de algunos aficionados y la presencia de la Policía Nacional hicieron que el ambiente se calentase. Y mientras que seguían cánticos de todo tipo, la Policía, haciendo su trabajo, despejo la zona para evitar mayores incidentes.
De entre las impresiones pospartido, de los que salieron a dar la cara, la marioneta de Agapito, Fernando Molinos, actual "presidente" del club dijo estar "consternado y triste e intentando pensar con claridad haber como se programa la temporada que viene". Razón no le falta, pues con la temporada terminada es hora de levantar la cabeza, valorar lo que se ha conseguido y, viendo con lo que contamos, ver con que podríamos contar, para preparar la siguiente campaña. Añadió que comprende completamente a la afición, que "es normal que muestre su descontento y enfado".
Jiménez por su parte dijo que el Real Zaragoza ha demostrado ser "el equipo más irregular de la competición (...) no hemos hecho honor al equipo que representamos" y como resultado de ello es el entrenador y "los profesionales" los que deben asumir esa imagen mostrada como cabezas visibles, puesto que "si alguien no lo merece (bajar de categoría), es la afición, que son los que pagan y los que ponen sus sentimientos al servicio de un Club". Sobre su futuro no ha sido claro "estaré donde el Zaragoza lo necesite". Y sabiendo que "descender nunca es bueno" dijo ver una oportunidad para reestructurarse y crear un proyecto nuevo.
