El Real Zaragoza lo ha conseguido, el club eliminó ayer al Granada tras un partido no falto de sufrimiento para los zaragocistas. El Zaragoza cayó derrotado por dos goles a uno, pero pese a ello gracias al golazo de ayer de José Mari y al de Aranda en el partido de ida, el Zaragoza coge vuelo directo a octavos de final, tras varios años cayendo en primera ronda.
El Zaragoza salió concienciado y con un juego directo, sin embargo el Granada también sabía lo que se hacía. El partido estaba abierto, quizás un poco inclinado hacia el equipo aragonés pero las ocasiones se sucedían por parte de ambos conjuntos. Primero lo intentaban José Mari y Víctor Rodríguez, luego Dani Benítez e Ighalo. En la de este último el balón rebotó en Loovens y entró por la portería sin que Leo Franco pudiese hacer nada. Con la eliminatoria igualada se llegó al descanso.
El la segunda parte el Zaragoza no perdió su identidad y tras varias llegadas peligrosas, José Mari enganchaba con la pierna diestra una bolea a pase de Postiga que acabó en el fondo de las malla. El Zaragoza ponía rumbo a octavos, pero un invitado inesperado quiso acabar con la fiesta maña. El árbitro expulsaba a Postiga por doble amarilla por "haberse tirado" en el área. El equipo se quedaba sin referente arriba y la carga de minutos y el cansancio físico se empezaba a notar en el conjunto zaragocista. El Granada se vino arriba y acabo logrando el segundo gol, por obra de Mainz tras un saque de esquina. El partido estaba en el momento más emocionante, un gol de cualquiera de los dos equipos decidiría el partido. No faltaron ocasiones, Montañés envió inexplicablemente un balón en boca de gol al palo, Roberto tuvo que sacar un cabezazo de Sapunaru. Tampoco las faltaron por parte del equipo granadino, que estuvo intentándolo hasta el final. A un minuto para cumplir el tiempo de prolongación, la Virgen del Pilar se interpuso entre el Granada y la portería del Zaragoza. Milagrosamente el tercer gol no llegó gracias Loovens (que despejó un balón en línea de gol) y a un espléndido Leo Franco, que como de cual gato se tratase se lanzó a los pies del quien fuese jugador del Granada para evitar el tiro y despejar el balón.
Tras un partido de infarto y no apto para cardíacos, el Real Zaragoza puede seguir soñando con la Séptima Copa de su Majestad el Rey. ¡Si se puede!
El la segunda parte el Zaragoza no perdió su identidad y tras varias llegadas peligrosas, José Mari enganchaba con la pierna diestra una bolea a pase de Postiga que acabó en el fondo de las malla. El Zaragoza ponía rumbo a octavos, pero un invitado inesperado quiso acabar con la fiesta maña. El árbitro expulsaba a Postiga por doble amarilla por "haberse tirado" en el área. El equipo se quedaba sin referente arriba y la carga de minutos y el cansancio físico se empezaba a notar en el conjunto zaragocista. El Granada se vino arriba y acabo logrando el segundo gol, por obra de Mainz tras un saque de esquina. El partido estaba en el momento más emocionante, un gol de cualquiera de los dos equipos decidiría el partido. No faltaron ocasiones, Montañés envió inexplicablemente un balón en boca de gol al palo, Roberto tuvo que sacar un cabezazo de Sapunaru. Tampoco las faltaron por parte del equipo granadino, que estuvo intentándolo hasta el final. A un minuto para cumplir el tiempo de prolongación, la Virgen del Pilar se interpuso entre el Granada y la portería del Zaragoza. Milagrosamente el tercer gol no llegó gracias Loovens (que despejó un balón en línea de gol) y a un espléndido Leo Franco, que como de cual gato se tratase se lanzó a los pies del quien fuese jugador del Granada para evitar el tiro y despejar el balón.
Tras un partido de infarto y no apto para cardíacos, el Real Zaragoza puede seguir soñando con la Séptima Copa de su Majestad el Rey. ¡Si se puede!