Una Romareda hasta los topes disfrutó de su equipo en una soleada tarde primaveral de Domingo. El Real Zaragoza se impuso ante un Rayo Vallecano bastante pasivo por tres goles a cero.
El Zaragoza salió dispuesto a ganar. En los primeros compases de juego, el Rayo contó con la posesión del balón y la creación de fútbol, pero el fútbol no es solo toque y toque, así que el Zaragoza aprovechó sus oportunidades a la contra. Montañés y Álvaro contaron con las primeras ocasiones.
En el minuto 25, Teixeira Vitienes, se inventaba una mano de Figueras dentro del área, pitando así penalti a favor del equipo maño. Apoño se encargó de transformar el penalti; infalible desde los once metros. Rodri y Apoño tuvieron, cada uno, ocasión de matar el partido. El primero con una fantástica bolea y el segundo con un disparo lejano al ver adelantado al portero.
A los cinco minutos de empezar la segunda parte, Postiga remataba un balón que rechazaba el portero del Rayo, cayéndole el rebote a Rodri, quién hacía el gol de la tranquilidad a pl
acer. Con el dos a cero quedaba aguantar y defenderse de los ataques madrileños.
Algo faltaba en este día de zaragocismo puro, como quien dice: faltaba la guinda del pastel. Y a punto estuvo de lograrla Postiga, que después de recortar a Rubén, era el palo el que rechazaba el balón. Ya en el descuento, Romaric logró recuperar un balón -por lo tanto es noticia- y este llegaba a las botas de Apoño. Un misil desde fuera del área hacia el tercero.
Doblete de Apoño en el partido y dos victorias consecutivas con la de ayer. Puntos para la salvación, puntos para la ilusión. 34000 gargantas fueron la voz de un sentimiento, el aliento de un león hambriento. El Zaragoza logra salir de los puestos de descenso.
¡Aupa Zaragoza!